Por Jaime A. Esparza Cortina
Justamente hace 51 años, un puñado de jóvenes estudiantes terminábamos la Licenciatura en Derecho en la Universidad Michoacana. Lo logramos con mucho entusiasmo, esto nos abrió el camino para concretar el cúmulo de ilusiones forjados en el trayecto.
Fuimos una generación afortunada pues nos tocó estrenar desde el primer grado, totalmente remodelado, el señorial edificio ubicado en avenida Tata Vasco que, por cierto, al principio se le reconoció como el Palacio del Derecho. Antes, sirvió como casa del estudiante y ahora sigue funcionando como la Facultad de Leyes. Tuvimos una extraordinaria plantilla de docentes siempre dispuestos a entregar lo mejor de sí.
Conformamos dos grupos de 60 alumnos cada uno, la gran mayoría veníamos del interior del estado, inclusive, en menor proporción de otras entidades, sobre todo del norte del país, y obviamente nuestros compañeros morelianos.
Nos constituimos en un gremio muy plural en ideas y formas de ser, con orígenes diversos, pero eso fue crucial para que con el respecto entre todos nos integráramos en un bloque de unión y amistad.
Hubo muchas anécdotas y vivencias que aún recordamos con agrado en nuestras actuales reuniones.
Una de ellas fue cuando se tomó la decisión, por mayoría de votos, para aceptar como padrino de entrega de “Cartas de Pasante” a quien fuera Presidente de la República, Luis Echeverría Álvarez, quien nos obsequió un viaje con destino a las Islas Marías para que conociéramos el funcionamiento de ese complejo penitenciario. Desafortunadamente no fue posible concretarlo debido al mal tiempo en alta mar, pero aprovechamos la oportunidad de visitar con gastos pagados los puertos de Acapulco, Manzanillo, Vallarta y Mazatlán, en un buque de la Armada de México. Estuvimos dos días en cada lugar, siempre durmiendo en los camarotes del propio barco bajo la vigilancia de la tripulación. Solamente asistimos un poco más de treinta compañeros, entre mujeres y hombres. Fue una agradable e inolvidable experiencia de vida.
Pero el paso del tiempo es inexorable, pronto concluimos nuestros estudios y nos enfrentamos a la realidad que nos obligaba a preguntarnos: ¿ahora que vamos a hacer?
Algunos se regresaron a sus lugares de origen a ejercer la profesión por su cuenta, otros a buscar acomodo en dependencias de gobierno o empresas privadas, sin importar la ubicación de las mismas; en fin, empezamos a comprender que la responsabilidad nos marcaba un sinuoso camino para lograr la meta deseada.
Fue irremediable la separación entre amigos y compañeros. Empezaba la dura batalla para conseguir nuestros objetivos. Algunos no lo lograron.
A mí me tocó salir de Morelia y de Michoacán durante 17 años, pero al regresar me reencontré con varios de ellos y acordamos formar un comité directivo para ubicar a la mayoría y reunirnos a fin de conmemorar nuestros aniversarios.
Así fue como resurgió nuestra relación de amistad y compañerismo. Me nombraron presidente de este comité que además estuvo integrado por:
Yolanda Vargas Pureco; Secretaria.
Santiago Zúñiga Rodríguez: Secretario.
Lupita Morales Ledezma: Tesorera.
Vocales:
Eduardo Quintana Méndez.
Víctor Manuel Navarro Reyes.
Trinidad Cruz Treviño.
Atilano Chávez Ojeda.
Roselia Jasso Esqueda.
Martha Imelda González Huerta.
Fco. Napoleón López Patiño.
Irma Durán Vega.
Coordinadores Regionales:
Jaime Mora López.
Fernando Alcocer del Río.
Luis Pedraza Rodríguez.
Moisés Aguilar Monroy.
Se trata pues de una distinguida generación que tiene entre sus filas extraordinarios profesionistas como docentes, postulantes, jueces y magistrados federales y estatales, funcionarios públicos, notarios públicos, pero sobre todo mantiene vigentes sus lazos de afecto y comunicación.
Felicidades por el día del abogado.
Lic. Jaime A. Esparza Cortina.