Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
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Septiembre, como todos los años nos presenta su rostro contradictorio, pero sobre esa contradicción siempre brilla lo más bello, el día de nuestra Independencia. Pese a los acontecimientos tristes que ha cobijado este mes, no sería justo clasificar de oscura una etapa tan llena de circunstancias aunque los hechos se hayan ensañado en el pasado, en días cuando el verano llega a su fin y las hojas otoñales vuelan para decirnos adiós.
Días que echaron abajo las llamadas verdades históricas, días en las que las cifras de nuestro presente y futuro se agudizan, cuando se presenta en la lucha una fuerte competividad por el poder.
Queda la incógnita de algunos participantes en esa batalla electoral en la que el ex canciller se sigue exhibiendo y somete a las fracciones a una discusión en su persona que para muchos no lo merece.
Quien convierte en turbia una lucha personal cuando lo que está de por medio es un movimiento que involucra a todo el país, no merece ser tomado en cuenta.
Con toda la divergencia que se puede tener con Beatriz Paredes, ya se ha insistido que ella estuvo a la altura de su grupo de derecha y no causó problemas cuando fue desechada. Demostró ser política, aunque le jugaron chueco.
Cosa muy diferente con Ebrard que estuvo en un concurso de encuestadoras que lo desecharon legalmente. Ebrard ha demostrado que no es el político que dicen que es, lo que exhibe con sus muchos desaciertos .
NERVO NOS RECUERDA EN EL SEPTIEMBRE DE 1903, AQUEL OTRO DE 1847
A mediados de septiembre todavía fluye el verano en algunos estados y fue por ello que el poeta Amado Nervo cuyo nacimiento fue celebrado el pasado 27 de agosto, aún enternecido por aquel suceso invasor que cercenó en 1847 la vida de los niños heroicos, escribió en septiembre de 1903, su famoso poema Los niños mártires de Chapultepec y eternizó la frase: Septiembre estaba en flor y ellos morían.
Ciento setenta y seis años han pasado de aquella invasión gringa que tomó como blanco el Castillo de Chapultepec.
Seis cadetes, el teniente Juan de la Barrera y los alumnos del Colegio Militar, Juan Escutia, Agustín Melgar, Fernando Montes de Oca, Francisco Márquez y Vicente Suárez, fueron arrasados en su gesto heroico, por las tropas que comandaba el general Wilfred Scott. Al día siguiente fue izada la bandera de Estados Unidos. Con cierto desgano, ante figuras pétreas, las autoridades han acudido desde entonces cada año, a desgranar un discurso que en la práctica no se se ha cumplido.
Cada vez dependemos más de aquel invasor mientras su bandera se mimetiza y las amenazas y las concretas agresiones se convalidan, como lo vemos con las boyas que nos someten a un conflicto internacional.
SEPTIEMBRE VIVE EN LA ALEGRÍA, PERO TAMBIÉN EN LA TRAGEDIA
México se viste de tricolor en este tiempo y el espíritu patriótico se instala contra toda discordancia. Las banderas, el grito, las campanas agoreras, un zócalo lleno en su momento, reflejan el espíritu de aquel acto de un cura, que dio su vida para dejarnos su legado. Fue en la etapa virreinal de España Pero esos confines de septiembre también existen allá y nos vamos a España para ver como se menciona a un mes que da vida pero también tragedias similares a las que hemos vivido, en el caso, de Ayotzinapa, sobre todo.
Una semana pintada de negro (Ultramar editores Barcelona 1983), novela del dramaturgo Alberto Miralles, se “desarrolla en una ciudad acribillada por el monzón septembrino”, con una venganza bíblica de muerte de jóvenes en presunta limpieza social por comandos de policías. Todo en el marco de mentiras que se volatizan ante las evidencias verdaderas y un triunfo de la lógica para sancionar a los canallas. Esa pequeña obra de novela negra en la que el alicantino demuestra porqué recibió poco antes de morir (2004) el premio nacional de literatura española, exhibe la gran cultura del autor de más de 40 obras, su sentido del humor, su desacato ante el poder y sus burlas de los franquistas que pululan aún en las parcelas del país hispano.
Al final de la página 84 del texto, los personajes de Miralles tienen un diálogo que nos recuerda ese algo que queremos olvidar de este mes: –Ha sido una semana negra ¿verdad? –Si, pero creo que porque alguien la ha pintado así.