Blanca Piña
Senadora de la República
Morena representa para millones de mexicanos y mexicanas una bocanada de aire fresco y esperanza de una mejor vida, ante un escenario político en franca descomposición. Lograr que quienes estábamos hartos de los políticos de siempre se identificaran con Morena y con un proyecto de transformación, es el gran mérito político de nuestra organización.
Los obstáculos en este camino no han sido menores. Quienes estuvimos en las calles construyendo desde abajo sabíamos que, una vez conquistado el gobierno, uno de los principales problemas que se podían presentar, era que este terminara por atraer a políticos corruptos que se han favorecido individualmente de la función pública.
La elección de Morena de los días 30 y 31 de julio, ha dejado en claro que este temor es una amenaza real a nuestro movimiento. Las denuncias por acarreos, compra de votos, llenado ilegal de urnas y la intromisión de funcionarios públicos que buscan afianzar sus posiciones dentro del partido para buscar el próximo puesto, son una realidad que ensombreció la jornada en la que se eligió al nuevo Consejo Nacional de Morena.
Las denuncias presentadas ante la Comisión de Honor y Justicia de Morena rebasan las 500. Mientras que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación recibió al menos 77 impugnaciones. La incertidumbre que se ha generado en la elección tras todas las irregularidades documentadas ha derivado en que los Congresos Estatales, que debían realizarse este fin de semana, se pospusieran sin un plazo definido.
Las evidentes problemáticas en la elección de consejeros y consejeras son los síntomas de un problema más profundo. Morena corre el riesgo de caer en las manos de quienes apoyaron la privatización del país con la firma del Pacto por México. ¿Cuántos de los impulsores de ese pacto contra el pueblo se están colando en las filas de nuestro partido?
Como fundadora de Morena, como militante convencida de que el pueblo requiere de organizaciones fuertes que sean una verdadera opción para hacer política de una forma distinta a favor de las mayorías, siempre he pugnado porque las elecciones y la vida interna del partido se rija por nuestro Estatuto y que nuestro quehacer político se guíe en función de nuestros principios.
En este proceso podemos cuestionar que muchos de los que buscan ser electos y electas sean funcionarios y funcionarias públicas que hacen uso de su cargo para asegurarse espacios en el partido. Al respecto, el Artículo 8 del Estatuto establece de forma clara que: “Los órganos de dirección ejecutiva de Morena no deberán incluir autoridades, funcionarios o integrantes de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial de los municipios, estados y la federación.”
Quienes fundamos Morena estamos convencidas de que la esperanza de un pueblo no se puede comprar, cooptar o coaccionar. Queremos que Morena siga siendo ese espacio de encuentro de quienes queremos un cambio verdadero y para lograrlo las prácticas que pusieron en el basurero de la historia a los partidos conservadores deben ser denunciadas. No podemos callar ante las trampas, la corrupción y la injusticia, ese es nuestro primer deber como militantes y yo, como miles de mexicanos y mexicanas, seguiré luchando por no dejar que los mismos de siempre no roben nuestro espacio de organización y de transformación de México.