Por Carmen Ventura *
Santa María Ostula es una comunidad agraria e indígena con población nahua, ubicada en el municipio de Aquila, Michoacán. Sus antecedentes se remontan a la época prehispánica. En lo que ahora es el litoral michoacano existían un centenar de asentamientos humanos, de señoríos independientes, cuya cultura, economía e idiomas eran diversos, pero que convivían entre sí. Con la llegada de los españoles y los procesos de congregación se fundó en 1531 la República de Indios de Santa María Ostula. Durante la Colonia lograron obtener documentos que acreditan la posesión y propiedad de sus tierras, que describen claramente los linderos y que incluye un plano. El funcionario de la corona, en nombre de su majestad, manifestó en cuya conformidad mandaba y mando que ninguna persona de cualquier calidad les perturbe inquiete perjudique bajo estos linderos nominados.
En mayo de 1940 sus representantes promovieron ante las instancias agrarias el procedimiento de Confirmación y Titulación de Bienes Comunales sobre el territorio que lograron resguardar durante cinco siglos, para lo cual adjuntaron los títulos virreinales. Sin embargo, las autoridades agrarias correspondientes no dieron trámite a la solicitud, más de 10 años transcurrieron sin actividad procesal, incurriendo en dilación de los trámites y afectando el proceso agrario en perjuicio de Ostula. Fue hasta 1953 cuando el ingeniero designado por parte de la dependencia agraria rindió el informe de los trabajos técnicos informativos en los que señaló que la comunidad tiene en posesión 25, 580-80-00 hectáreas. Cuyos linderos coinciden con el territorio reconocido durante la Colonia.
A pesar de estos trabajos topográficos, la resolución presidencial publicada en agosto de 1964 no contemplaba dicha superficie, sólo reconoció 19 mil 32 hectáreas. El plano definitivo fue elaborado en gabinete por un ingeniero que no realizó los trabajos de medición en campo, constituyendo actos de omisión e ilegalidad que afectaron los bienes comunales de Santa María Ostula. Por ello, la asamblea comunal determinó no permitir la ejecución de dicha resolución presidencial hasta que comprendiera la totalidad de su territorio.
Por varias décadas, los representantes comunales enviaron innumerables oficios a las instancias agrarias para que se realicen los trabajos de deslinde correspondiente, sin recibir respuesta que atendiera su reclamo.
En 2009 decidieron recuperar parte del territorio reclamado, en la que crearon un asentamiento humano denominado Xayacalan, que ahora cuenta con la categoría de Encargatura del Orden, en la que habitan más de un centenar de familias, quienes construyeron una Iglesia y una escuela. Forman parte de la compleja organización social, política, económica, de seguridad y religiosa del gobierno indígena comunal, que se rige bajo sus propias reglas y en el ejercicio de su autonomía reconocida y amparada por los tratados internacionales.
Los actos agrarios referidos han ocasionado que se prive de la posesión y propiedad de las tierras que le pertenecen a la comunidad indígena de Santa María Ostula, aunado a la serie de daños causados por los gastos erogados por las innumerables gestiones ante diferentes instancias agrarias, así como por los conflictos sociales que se han derivado a lo largo de todo este tiempo en hechos de violencia, atentando contra los derechos humanos de los comuneros nahuas. En 2010 obtuvieron medidas cautelares por parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH); no obstante, la espiral de violencia no se ha detenido; en estos 15 años han sido asesinados 40 comuneros y cinco se encuentran desaparecidos, entre ellos: autoridades comunales, integrantes de la guardia comunitaria y niños. En los meses recientes han sido atacados con drones y les han incendiado sus casas.
Han recurrido a los tribunales agrarios, al unitario y superior, a la misma Suprema Corte de Justicia de la Nación, a la que le solicitaron que atrajera el caso como máxima autoridad jurisdiccional del Poder Judicial de la Federación de nuestro país; sin embargo, los ministros no se dignaron a escuchar la voz de los comuneros y las comuneras nahuas y su larga lucha para que se les reconozca la totalidad de su territorio.
En días próximos los magistrados del segundo tribunal colegiado en materias administrativa y del trabajo del décimo primer circuito con sede en la ciudad de Morelia, emitirán su sentencia. Tienen en sus manos la posibilidad de resarcir el agravio cometido y de hacer justicia a la comunidad y a sus miembros, en particular, a los familiares de los comuneros que han perdido la vida en este proceso.
El territorio nahua de Santa María Ostula colinda con el Océano Pacífico, sube de la costa a la sierra, por lo que cuentan con distintos pisos ecológicos. Además, hay maderas preciosas y minerales como oro, plata y hierro, recursos que constituyen el fondo de la disputa. Para las y los comuneros se trata de bienes comunales que constituyen su patrimonio biocultural, en el que tiene lugar la vida como totalidad, su gobierno, su justicia, su seguridad y su ciclo festivo, que es el corazón de la vida colectiva.
* Colegio de Michoacán